Flora y Fauna de los bosques análogos
Los bosques de galería se presentan
como comunidades exuberantes en relación con su entorno. La vegetación de
galería constituye una comunidad muy variada estructural y fisonómicamente,
mientras que su fauna es rica tanto en animales terrestres como en ictiofauna
Ripisilva, vegetación ripícola o de
ribera
Las especies vegetales que de forma
natural se sitúan en los márgenes de los cauces de aguas permanentes o
estacionales y que cumplen, además, una serie de características como la de ser
extraordinariamente fieles a los diversos nichos ecológicos ribereños, ser
sensibles a factores tan limitantes como la eutrofización y/o contaminación de
las aguas, ser relativamente independientes de las condiciones
climáticas del entorno en el que se localizan o ser sensibles a la textura de
los suelos sobre los que se asientan, entre otras.
Las riberas son
realmente patentes en aquellos territorios en los que existe una estacionalidad
más o menos marcada de las condiciones climáticas. Es decir, en las regiones
ecuatoriales y tropicales apenas existe diferencia entre la vegetación
climática o zonal y la vegetación azonal, como la de ribera, ya que el clima
apenas sufre variaciones a lo largo del año, y las mismas especies que viven
junto a los ríos también se encuentran en las laderas montañosas o en las
llanuras.
Como los suelos donde
se desarrollan estas formaciones son de una gran calidad y el agua no es
limitante, las formaciones vegetales que crecen en ellas son especies leñosas
de rápido crecimiento que se desarrollan perfectamente en zonas de umbría
pudiendo alcanzar alturas de 20 a 30 m. Junto a las especies
arbóreas el bosque de galería presenta un rico sotobosque y tanto el estrato
arbustivo como el herbáceo muestran mayor o menor desarrollo en función de las
condiciones de iluminación.
Un componente muy importante y característico de
las riberas es la abundancia de plantas trepadoras, lianas o bejucos, ya que en
ellas estas plantas encuentran el biotopo más adecuado para su desarrollo por
la alta y constante humedad ambiental y edáfica y por la existencia de
soportes, los árboles, para crecer y alcanzar la luz (Treviño, 2006).
La estructura de los
bosques de ribera depende de las características del curso fluvial aunque es
propio de estos bosques la localización de las especies en un sentido
transversal al curso del río (similar a la vegetación de montaña), siendo las
más exigentes en agua las más cercanas a él, que hunden sus raíces en el mismo
cauce, en estas zonas más próxima al agua y si además son susceptibles a
inundarse frecuentes, se encuentra una vegetación resistente a las inundaciones
durante largos períodos y a las condiciones de inestabilidad física
característica de este sector; mientras que las menos exigentes aparecen
alejadas varias decenas (a veces hasta cientos) de metros de los causes es
decir en zonas con menor frecuencia de inundación y que es rica en suelos
limosos-arcillosos con abundancia en carbonato de calcio, pero con alta
disposición de agua todo el año (Barbosa, 2000; Kageyama, et al. 1994).
Las funciones más
importantes que cumplen las comunidades vegetales o fitocenosis que integran la
vegetación de ribera son muy numerosas, destacando la de servir de defensa
contra la erosión y la de retención de materiales fértiles. También regulan los
intercambios agua-tierra y ejercen un efecto depurador en las aguas. La vegetación de
ribera, como cualquier otro tipo de vegetación o comunidad vegetal, ocupa una
estación ecológica determinada y necesita para su desarrollo unas condiciones
ecológicas concretas. Los factores ecológicos que influyen en su asentamiento
se pueden agrupar en cuatro categorías:
Características de la
cuenca: dependen de la naturaleza geológica y litológica, de la dinámica
geomorfológica, de factores edáficos y de la topografía o fisiografía.
Condiciones del
régimen fluvial: dependen del nivel y dinámica del agua, de la intensidad del
estiaje y de la magnitud y periodicidad de las crecidas.
Calidad del agua:
dependen de parámetros como el pH, la temperatura del agua a lo largo de las
estaciones, de la turbidez, de las sales disueltas, de la oxigenación del agua,
de la riqueza de nutrientes y del tipo y cantidad de acarreos o material que
arrastra el río.
Macroclima: depende
del régimen térmico, de la estacionalidad y de las condiciones de humedad
ambiental.
Fauna
Faunísticamente es de
los ecotopos más ricos. La vida acuática en éstas zonas es extraordinariamente
compleja; la oligotrofia, la temperatura del agua y la potencia de la
corriente, dan lugar a una fauna especialista: Aquí los peces serán más
abundantes, seres que pueden vivir bajo las piedras protegiéndose de las
violentas corrientes; insectos acuáticos que construyen su propio refugio,
coleópteros acuáticos, etc., adheridos a las rocas, y un sinfín de adaptaciones
a las facies más rápida de los ríos.
Dentro del bosque se
pueden encontrar pequeños mamíferos, grandes cantidades de aves al igual que
una enorme variedad de insectos; que encuentran en este lugar el sitio ideal
para desarrollarse con suficiente alimento y áreas de refugio.
Suelo
Protección del suelo
y el mantenimiento de su fertilidad
Los bosques son
capaces de contener la erosión del suelo mediante varios mecanismos como la
interceptación de las gotas de lluvia evitando que impacten directamente sobre
el suelo, mediante la creación de una capa de hojarasca que también protege al
suelo del impacto de las gotas de agua, mejorando la estructura del suelo lo
cual favorece que el agua penetre en el suelo y evita que corra por la
superficie con la consiguiente erosión que se produce.
La presencia de este
tipo de vegetación en los cauces estabilizan los márgenes de los mismos y la
disposición de árboles en forma transversal a las pendientes, se comportan como
un filtro que retiene las partículas en suspensión, reduciendo la velocidad del
agua y por tanto de su poder erosivo.
Aumento de la
fertilidad de los suelos
Todo tipo de
vegetación y más si se trata de plantas propias de ese espacio dan como
resultado un mejoramiento acentuado en la fertilidad del suelo mediante los
siguientes mecanismos:
Aumento del contenido
de materia orgánica del suelo. Este aumento del contenido de la MO del suelo depende
de la facilidad de degradación de las hojas, la cantidad de vegetación, el
número de árboles y el clima general.
Un reciclaje
eficiente de nutrientes dentro del sistema y consecuentemente una mejor
utilización de los nutrientes internos del sistema.
La fijación biológica
de nitrógeno y la solubilización de nutrientes relativamente escasos, como por
ejemplo el fósforo por medio de la actividad de las micorrizas y bacterias
solubilizadoras de fósforo.
Aumento de la
fracción cíclica de nutrientes de las plantas y reducción de la pérdida de
nutrientes más allá de la zona absorbente de nutrientes del suelo.
Interacción
complementaria entre las especies componentes del sistema, dando como resultado
una repartición más eficiente de nutrientes entre sus componentes.
El aporte de
nutrientes de cada especie existente dependerá de las características propias
de las mismas, contenido de nutrientes en sus hojas, sistema radicular,
degradación de la hojarasca, etc. (Revelo, N. & W. A. Palacios. 2005)
Además en los bosques
de ribera o de galería ocurren procesos de depuración o desnitrificación de las
aguas, los cuales son capaces de reducir la carga de nitrato entre un 68 y un
100 %. Este efecto se da por la acción de dos procesos que son: a) la desnitrificación
microbiana que transforma los nitratos en nitrógeno gaseoso (N2), proceso que
ocurre en las zonas de saturación del suelo con agua que puede como no puede
ocurrir en los taludes y zonas bajas del río, b) la absorción radicular por
parte de los componentes vegetales del bosque. Un bosque de galería joven puede
absorber una media de unos 900 kg de nitrógeno/ha/año.
Se debe observar como
el cordón de árboles y arbustos, crea en su parte superior un lecho profundo de
horizonte orgánico, que se comporta como una zona de retención de nutrientes, y
en especial nitratos, que luego son absorbidos y reciclados. (BOFF, L. 2007)
Microclimas,
moderación del clima
Las formaciones
boscosas pueden ejercer un efecto modificador del clima mediante diferentes mecanismos.
Se conoce que los árboles tienen capacidad de moderar el ambiente en su
alrededor; las temperaturas máximas son menores y las mínimas mayores en las
zonas arboladas que en la abiertas, lo cual unido a una reducción de la
velocidad del aire por efecto barrera que producen los árboles, logra aumentar
la humedad relativa debajo de sus copas y alrededores en comparación con las
zonas sin vegetación. (RIOS Y Galerías. 2005)
Este efecto
modificador del ambiente se extiende al suelo donde se mantienen temperaturas y
niveles de humedad más favorable para el crecimiento de una vida variada de
organismos en el suelo, la descomposición de la materia orgánica y el reciclado
de nutrientes.
Los árboles
utilizados como cortinas rompevientos ejercen una acción protectora,
registrándose cambios climáticos importantes en el área.
Por lo general en la
zona de protección de la cortina la velocidad del viento se reduce en un 60 %,
la evaporación en un 35 %, se incrementa la cantidad de rocío un 70 %, la
humedad del suelo en un 20 %, la temperatura del aire en un 15 %, la
temperatura del suelo aumenta en un 10 % durante el día, adelantándose el
periodo de desarrollo vegetativo al comienzo de la estación, y la humedad del
aire aumenta en un 5 %, (Miguel, Pontereau, Steiner y Hickie, 2000).
Regulación del ciclo
hidrológico
Los elementos
estructurales que conforman el ecosistema de los bosques de galería influyen
decisivamente en el equilibrio del agua en los mismos. Los árboles interceptan
la lluvia y la redistribuyen a través de su dosel, pueden captar la humedad del
aire por sus hojas y ser depositada como precipitación interna (niebla de
goteo).
Las hojarascas
producidas por la vegetación y la materia orgánica que aportan mejoran la
estructura del suelo, con lo cual el agua de lluvia penetra en el suelo
alimentando de esta forma los acuíferos y contribuyendo a la captación de agua
por el suelo. El aumento de la capacidad de retención de agua por el suelo se
ve favorecida por la hojarasca, que tiene la capacidad de retener 3,15 veces su
peso en agua y el propio incremento de la materia orgánica del suelo,
(Karenski, 1975).
Estos bosques
contribuyen a la captación de agua por el suelo y subsuelo y mantienen las
reservas en los mantos freáticos. Estas características, de hacer penetrar el
agua en el suelo se relaciona con su capacidad de reducir las inundaciones
cuando se producen precipitaciones copiosas en un corto periodo de tiempo.
Según Melchanov
(1990), el incremento de 2 a 3% de la superficie boscosa, puede aumentar en 3-4
mm. las reservas de humedad como consecuencias de la reducción de los índices
de evapotranspiración.
Además reduce las
temperaturas ambiente y por tanto reduce la velocidad con que el aire asciende,
es un factor que contribuye al aumento de las precipitaciones. Cuando existen
altas densidades de árboles, por encima de 50, que equivale que más del 40 % de
la superficie este sombreada por los árboles, se logra una distribución
homogénea de los efectos. A medida que la densidad disminuye entre 50 y 10
árboles por ha. los efectos se vuelven locales o sea se concentran en la zona
de influencia del árbol, lo que se denomina “efecto isla”. Si la densidad es
aún menor, los efectos son muy localizados alrededor de los árboles,
(Hernández, 1998).
Mucha información acerca de los bosques de galeria y sobre todo muy importante para que aprendamos y tengamos en claro, el concepto y la función de estos
ResponderBorrarAdemas De Darnos Mucha Informacion, Tambien Nos Puede Servir De Gran Ayuda Y Para El Proyecto De Investigacion
ResponderBorrarsi es verdad que nos da mucha imformacion para nuestro proyeco y para que nos quede a nosotros de consejo para que los cuidemos
ResponderBorraryo yurleis fui la que comente xq no se como esccribir mi nombre y aparesco como aninimo
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